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La Diócesis Del Norte

“La evangelización en el contexto indígena – un acercamiento ecuménico”

Introducción

La presencia de la Iglesia Anglicana en la Argentina remonta a los primeros días de la República, con la fundación de la Catedral en Buenos Aires en 1825 y otras parroquias orientadas hacia los inmigrantes ingleses. La Iglesia Anglicana en las Islas Británicas, a su vez, oficialmente se constituye durante la Reforma Europea, pero en la consciencia de los fieles sigue en forma continua desde el primer siglo, probablemente con la llegada de las legiones romanas a las islas más occidentales del Imperio.

Sin embargo, la acción evangelizadora de los anglicanos entre los pueblos indígenas de la Argentina se inicia con los viajes de un capitán de la marina inglesa, Allen Gardiner, quien perdería su vida en una playa de Tierra del Fuego en 1851. Su elección de aquel lugar para establecer una misión fue influenciada en gran medida por la imposibilidad de desarrollar una obra en otras partes del continente debido a la reacción adversa de los curas de la Iglesia Católico romana, aunque intentó relacionarse con los pueblos indígenas de Chile, Bolivia y Argentina, y de vender Biblias a toda aquel que se interesara por el camino.

Su muerte provocó una reacción tal en la prensa británica que a continuación vinieron muchos misioneros a estas tierras, fundando la ciudad de Ushuaia, y desarrollando una misión integral entre los yahganes, onas y otros grupos canoeros de las islas. Tristemente estas familias no sobrevivirían la llegada de otros europeos. Pero al poco tiempo de cerrarse la misión en Ushuaia, se abriría una misión en el norte del país, en Misión Chaqueña, Provincia de Salta, donde la obra se multiplicaría a lo largo de los ríos Pilcomayo y Bermejo, dando un fruto que perdura hasta hoy. En 1911 el obispo anglicano en Buenos Aires había trasladado a tres misioneros desde el vecino Chaco Paraguayo al ingenio azucarero jujeño La Esperanza donde su experiencia de misión intercultural les sirvió bien para el próximo encuentro con los wichí, chorote, nivaclé y toba de nuestras tierras chaqueñas.

Un médico, un lingüista y un misionero pionero, que dieron testimonio de su fe en Jesucristo, y ganaron la amistad y confianza de estos pueblos originarios, sirviéndoles a través de la medicina, la alfabetización en su idioma, la enseñanza de la Biblia y el desarrollo de industrias caseras como la carpintería. De este modo la evangelización siempre fue “holística”, y la paulatina aceptación de estos “protectores” evidencia una percepción de que ellos tomaban en serio tanto las percepciones culturales de la gente indígena (al aprender sus idiomas y “creer sus palabras”) como la realidad espiritual de sus vidas.

En la ocasión de la celebración del Centenario de la Misión Anglicana en el Norte Argentino, un líder wichí señaló que para su pueblo la aceptación del evangelio predicado por los misioneros anglicanos (no solo ingleses, sino australianos, neozelandeses, irlandeses, escoceses, suizos, alemanes y argentinos), tenía que ver con tres factores: la protección y la sobrevivencia – muchos integrantes de las diferentes etnias sencillamente no habrían sobrevivido si no fuera por la misión anglicana; la demostración de un camino espiritual a seguir – en la totalidad de la vida y no solo una serie de creencias extranjeras; la emancipación – hoy la creciente aceptación de indígenas en todos los estratos de la sociedad se debe en gran parte a la dignidad procedente del entendimiento de que cada persona está hecha a la imagen de Dios.

Durante la mayoría de los años de esta evangelización la presencia de otras tradiciones de fe cristiana fueron mayormente ausentes del campo de misión que representa el Chaco. Puntualmente la oposición católico romana que Gardiner había encontrado en otras tierras no se notó tan fuertemente. Las misiones católicas habían tenido poco impacto positivo en los pueblos chaqueños, y la hegemonía anglicana fue casi absoluta durante muchos años. La práctica original de mantener un equilibrio entre una catequesis o enseñanza bíblica, y un servicio social práctico, se fue manteniendo a todo lo largo del siglo de presencia anglicana en la zona. Siempre hubo un énfasis en la traducción de la Biblia a los idiomas indígenas, y en el uso de estos idiomas en el culto público. Asimismo la predicación del evangelio siempre se presentó claramente en términos de la cosmovisión indígena.

A través de los años este enfoque se ha mantenido, mientras algunos aspectos se han ido transformando conforme al contexto también cambiante. Al mismo tiempo el entorno ecuménico ha ido cambiando notablemente y esto es el enfoque de la siguiente exposición.

Obispo Nicolás Drayson

Salta – 2015

Introducción

La presencia de la Iglesia Anglicana en la Argentina remonta a los primeros días de la República, con la fundación de la Catedral en Buenos Aires en 1825 y otras parroquias orientadas hacia los inmigrantes ingleses. La Iglesia Anglicana en las Islas Británicas, a su vez, oficialmente se constituye durante la Reforma Europea, pero en la consciencia de los fieles sigue en forma continua desde el primer siglo, probablemente con la llegada de las legiones romanas a las islas más occidentales del Imperio.

Sin embargo, la acción evangelizadora de los anglicanos entre los pueblos indígenas de la Argentina se inicia con los viajes de un capitán de la marina inglesa, Allen Gardiner, quien perdería su vida en una playa de Tierra del Fuego en 1851. Su elección de aquel lugar para establecer una misión fue influenciada en gran medida por la imposibilidad de desarrollar una obra en otras partes del continente debido a la reacción adversa de los curas de la Iglesia Católico romana, aunque intentó relacionarse con los pueblos indígenas de Chile, Bolivia y Argentina, y de vender Biblias a toda aquel que se interesara por el camino.

Su muerte provocó una reacción tal en la prensa británica que a continuación vinieron muchos misioneros a estas tierras, fundando la ciudad de Ushuaia, y desarrollando una misión integral entre los yahganes, onas y otros grupos canoeros de las islas. Tristemente estas familias no sobrevivirían la llegada de otros europeos. Pero al poco tiempo de cerrarse la misión en Ushuaia, se abriría una misión en el norte del país, en Misión Chaqueña, Provincia de Salta, donde la obra se multiplicaría a lo largo de los ríos Pilcomayo y Bermejo, dando un fruto que perdura hasta hoy. En 1911 el obispo anglicano en Buenos Aires había trasladado a tres misioneros desde el vecino Chaco Paraguayo al ingenio azucarero jujeño La Esperanza donde su experiencia de misión intercultural les sirvió bien para el próximo encuentro con los wichí, chorote, nivaclé y toba de nuestras tierras chaqueñas.

Un médico, un lingüista y un misionero pionero, que dieron testimonio de su fe en Jesucristo, y ganaron la amistad y confianza de estos pueblos originarios, sirviéndoles a través de la medicina, la alfabetización en su idioma, la enseñanza de la Biblia y el desarrollo de industrias caseras como la carpintería. De este modo la evangelización siempre fue “holística”, y la paulatina aceptación de estos “protectores” evidencia una percepción de que ellos tomaban en serio tanto las percepciones culturales de la gente indígena (al aprender sus idiomas y “creer sus palabras”) como la realidad espiritual de sus vidas.

En la ocasión de la celebración del Centenario de la Misión Anglicana en el Norte Argentino, un líder wichí señaló que para su pueblo la aceptación del evangelio predicado por los misioneros anglicanos (no solo ingleses, sino australianos, neozelandeses, irlandeses, escoceses, suizos, alemanes y argentinos), tenía que ver con tres factores: la protección y la sobrevivencia – muchos integrantes de las diferentes etnias sencillamente no habrían sobrevivido si no fuera por la misión anglicana; la demostración de un camino espiritual a seguir – en la totalidad de la vida y no solo una serie de creencias extranjeras; la emancipación – hoy la creciente aceptación de indígenas en todos los estratos de la sociedad se debe en gran parte a la dignidad procedente del entendimiento de que cada persona está hecha a la imagen de Dios.

Durante la mayoría de los años de esta evangelización la presencia de otras tradiciones de fe cristiana fueron mayormente ausentes del campo de misión que representa el Chaco. Puntualmente la oposición católico romana que Gardiner había encontrado en otras tierras no se notó tan fuertemente. Las misiones católicas habían tenido poco impacto positivo en los pueblos chaqueños, y la hegemonía anglicana fue casi absoluta durante muchos años. La práctica original de mantener un equilibrio entre una catequesis o enseñanza bíblica, y un servicio social práctico, se fue manteniendo a todo lo largo del siglo de presencia anglicana en la zona. Siempre hubo un énfasis en la traducción de la Biblia a los idiomas indígenas, y en el uso de estos idiomas en el culto público. Asimismo la predicación del evangelio siempre se presentó claramente en términos de la cosmovisión indígena.

A través de los años este enfoque se ha mantenido, mientras algunos aspectos se han ido transformando conforme al contexto también cambiante. Al mismo tiempo el entorno ecuménico ha ido cambiando notablemente y esto es el enfoque de la siguiente exposición.

Obispo Nicolás Drayson

Salta – 2015

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